Salgamos a jugar.
Nunca soy sólo lo que soy.
Siempre hay más
No sé qué espera tu mirada
ni la que me devuelve el espejo
Por un instante escuchar al cuerpo
suena a eco,
cómplice, seguro.
No conoce inseguridades esta piel
que baila y palpita
sin pedir permiso.
Mientras, un enanito perverso
con forma de pensamiento
etereo, humeante, nebuloso,
teclea sobre mi sien.
Por hoy, al menos,
haré como que no lo escucho.
Salgamos a jugar
que nunca soy sólo lo que soy
y lo que soy jamás es mucho.