jueves, 25 de noviembre de 2010

Nuestros cuerpos




















Es una situación violenta por donde se la mire.
Salgo intacta, puede decirse, casi siempre.
Pero los sintomas abundan: palpitaciónes,
respiración contenida, pasos acelerados,
pensamientos de odio que se multiplican.
Que se sepa: no hay nada en un "piropo"
callejero, o bocinazo, o susurro o declaración
de "amor" al pasar, que me motive y dudo
ampliamente que cualquier mujer pueda sentirse
más halagada que asustada cuando su presencia
incita este tipo de reacciones.
Por el contrario, da miedo. Que esa licencia
verbal se extienda al cuerpo. Porque eso sí pareciera
ser natural, consumir cuerpos. Demostrar que se es
un ser sexualmente activo, que desea compulsivamente,
que no hay cuerpo del otro lado que aguante y por eso,
vale también la pena pagar para resultar satisfecho.
Mentira!
No es la satisfacción lo que pagan señores. Pagan por
sostener el velo de su masculinidad bien en alto. Para
que no caiga la ilusion del super-macho, con su miembro
siempre viril. Es la flaccidez real, la apatía, el rechazo lo
que se preocupan en ocultar, entonces intentan demostrar
a gritos que desean, que su instinto cavernario se despierta
ante cualquier falda y corren a los rubros 59 de los diarios
para evaluar, cual carne en la vidriera, el próximo cuerpo
que consumirán, si es digno de ustedes.
Pero cuidado, si todavía nuestros cuerpos algo valen, quizá
pronto no los encuentren más en un rubro y deban tomarse
el trabajo de conocernos como personas que pueden decidir
no acostarse con ustedes... ni por plata.

1 comentario:

Unknown dijo...

apoyo la moción! basta de categorías nefastas que llevan a recluirnos sobre nosotros mismos...perpetuando una brecha imaginaria que no nos permite ver y respetar a quienes nos rodean

Saludos a todos los barbitúricos